Me provocas sin darte cuenta, decís. Sos igual a mí, pensas.
Yo ando a pata, zapatillas desgastadas, pantalones descocidos y campera sin etiqueta. Plata no necesito, imposible no se me hace. Comida no me falta, y sin embargo comparto.
Te agrado y me buscas. Por lo menos eso demostrás.
Yo la esquina no la piso. Vos por mi vereda no podes evitar pasar, con esos 6 más, un arco iris parecen formar.
Sentado en la puerta, te veo avanzar. Clavas la mirada, y levantas la cabeza. Me das la espalda, y la cola se nota que sacas. No la saques mi amor, que tremenda ya es. No lo puedo evitar, se desvían mis ojos. Lastima que la cagas, con tus chupines rojos.
A la noche te conectas, y no lo negás. Todo lo que sufrí esta tarde, pareces compensar. Me llamas, me invitas. Nadie en tu casa, me preparo y voy a la caza.
Tres pisos de alto, sin contar el sótano. Me ofreces cualquier lugar, me decís de chapar. Ficho el ascensor, y vos me encendes el motor. No me trates de gordo, no me digas papito. Por qué no te das vuelta, y la sacas una vez más, ahora te voy a enseñar, por lo que provocas, te voy a garchar.
Mis amigos no me lo van a perdonar. Con una cheta acabo de estar. Dicen que es hueca al hablar, que se hace la pastillera y a la noche usa pollera. Pero nadie puede entender, como me pone cuando la veo mover. Me complace y me provoca, y ni te cuento con la boca. Los chetos me tienen entre los ojos, porque se enteraron que hoy, los chupines rojos, se los saque yo.
miércoles, 22 de agosto de 2007
"Bendito Estante"
Todo cambia, dice mi abuela. Me voy a investigar sobre Piaget, le digo, como sin escucharla. El abuelo tiene una colección de libros de Piaget, Freud, Darwin, y muchos más. Y me señala la estantería llena de polvo y telarañas entre los libros. No, gracias, voy a buscar en la compu. Me voy, y la escucho rezongar a lo lejos.
Me conecto y veo un contacto que hace unos días me llama mucho la atención. La rubia Lulú esta en estado "ausente", le hablo, sin esperar respuesta, y cierro la ventana.
Comienza mi búsqueda, con solo poner Freud, millones de páginas y archivos te aparecen en una pantalla de 21 pulgadas. Entro en una al azar. Típica, copio y pego. "TATETI", y entro a otra. Nuevamente, sin mirar y sin noción, copio y pego. Así unas 4 veces con cada símbolo de la psicología/filosofía. (Harto de investigaciones "absurdas" del colegio)
Comienzo a leer. Noto que esta muy bien redactado el párrafo de la primer página. Sigo. El siguiente duda demasiado, o brinda diferentes posibilidades. "Decían que Freud se interesaba en la filosofía, pero seguramente, era mejor en la psicología". ¡ESO NO ME DICE NADA!, pensé. En el siguiente veo que más que algo concreto, era una opinión sobre su persona, su forma de ser.
ME CANSÉ. Volví a lo de mi abuela, con la cabeza gacha, arrepentido. Para ser sincero, agarre el "Blem" y un trapito. Abuela..., le digo. ¿Qué pasa hijo?, contesta. ¿Cuales eran los libros?, se me nota una sonrisa. Niega con la cabeza y señala el estante que yo tan bien conocía, y tanto miedo le tenía. Tome algunos libros, le pase un trapito y me lleve los que necesitaba.
No señores, decía la profesora. No puede ser, esto de traer material sin haberlo leído y sin saber que es, no lo quiero más. La próxima vez que traigan una hoja imprimida, les pongo un 1. Generaliza.
Usted, tiene un signo más. Me dice. Y se me vino la imágen de mi abuela a la cabeza.
Me conecto y veo un contacto que hace unos días me llama mucho la atención. La rubia Lulú esta en estado "ausente", le hablo, sin esperar respuesta, y cierro la ventana.
Comienza mi búsqueda, con solo poner Freud, millones de páginas y archivos te aparecen en una pantalla de 21 pulgadas. Entro en una al azar. Típica, copio y pego. "TATETI", y entro a otra. Nuevamente, sin mirar y sin noción, copio y pego. Así unas 4 veces con cada símbolo de la psicología/filosofía. (Harto de investigaciones "absurdas" del colegio)
Comienzo a leer. Noto que esta muy bien redactado el párrafo de la primer página. Sigo. El siguiente duda demasiado, o brinda diferentes posibilidades. "Decían que Freud se interesaba en la filosofía, pero seguramente, era mejor en la psicología". ¡ESO NO ME DICE NADA!, pensé. En el siguiente veo que más que algo concreto, era una opinión sobre su persona, su forma de ser.
ME CANSÉ. Volví a lo de mi abuela, con la cabeza gacha, arrepentido. Para ser sincero, agarre el "Blem" y un trapito. Abuela..., le digo. ¿Qué pasa hijo?, contesta. ¿Cuales eran los libros?, se me nota una sonrisa. Niega con la cabeza y señala el estante que yo tan bien conocía, y tanto miedo le tenía. Tome algunos libros, le pase un trapito y me lleve los que necesitaba.
No señores, decía la profesora. No puede ser, esto de traer material sin haberlo leído y sin saber que es, no lo quiero más. La próxima vez que traigan una hoja imprimida, les pongo un 1. Generaliza.
Usted, tiene un signo más. Me dice. Y se me vino la imágen de mi abuela a la cabeza.
martes, 21 de agosto de 2007
Vivir con frenesí.
¿En la adolescencia?, pienso. Por supuesto, me respondo.
Veo al caminar, gente sin gracia, gente sin sonrisa, gente sin entusiasmo. Veo gente que no se ve. Me alegra a mi mismo ver una persona que viene sonriendo, mira el cielo como si nunca lo vió, observa el mundo como si nunca lo observó.
Por las mañanas los abuelos copan las calles, se nota su presencia y se los ve alegres.
Al mediodía, hora de almorzar. Los chicos regresan del colegio, y se chocan con los que van. Muchos de ellos llevan alegría en la cara, muchos de ellos dicen no tener otra.
Por las tardes otra vez, los abuelos van por las galletitas. Parecen saber vivir, parecen no querer enseñar, pero nunca parecen cansados.
Por las noches el silencio se ahoga y casi todo es tristeza. El frío copa las calles y el cartón no abriga a Don Pedro. Todo es calmo pero peligroso. Por algo será que la noche es oscuridad, es negra. Y por algo será que los abuelos, despiertan al amanecer y duermen al anochecer.
Los adolescentes no tienen libertad en este tiempo, es verdad. Pero tenes que saber hermano, que nadie prohibe el frenesí. Vive a pleno y deja vivir. Vive lento y deja morir. Vive feliz, y harás feliz.
Veo al caminar, gente sin gracia, gente sin sonrisa, gente sin entusiasmo. Veo gente que no se ve. Me alegra a mi mismo ver una persona que viene sonriendo, mira el cielo como si nunca lo vió, observa el mundo como si nunca lo observó.
Por las mañanas los abuelos copan las calles, se nota su presencia y se los ve alegres.
Al mediodía, hora de almorzar. Los chicos regresan del colegio, y se chocan con los que van. Muchos de ellos llevan alegría en la cara, muchos de ellos dicen no tener otra.
Por las tardes otra vez, los abuelos van por las galletitas. Parecen saber vivir, parecen no querer enseñar, pero nunca parecen cansados.
Por las noches el silencio se ahoga y casi todo es tristeza. El frío copa las calles y el cartón no abriga a Don Pedro. Todo es calmo pero peligroso. Por algo será que la noche es oscuridad, es negra. Y por algo será que los abuelos, despiertan al amanecer y duermen al anochecer.
Los adolescentes no tienen libertad en este tiempo, es verdad. Pero tenes que saber hermano, que nadie prohibe el frenesí. Vive a pleno y deja vivir. Vive lento y deja morir. Vive feliz, y harás feliz.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)