Me provocas sin darte cuenta, decís. Sos igual a mí, pensas.
Yo ando a pata, zapatillas desgastadas, pantalones descocidos y campera sin etiqueta. Plata no necesito, imposible no se me hace. Comida no me falta, y sin embargo comparto.
Te agrado y me buscas. Por lo menos eso demostrás.
Yo la esquina no la piso. Vos por mi vereda no podes evitar pasar, con esos 6 más, un arco iris parecen formar.
Sentado en la puerta, te veo avanzar. Clavas la mirada, y levantas la cabeza. Me das la espalda, y la cola se nota que sacas. No la saques mi amor, que tremenda ya es. No lo puedo evitar, se desvían mis ojos. Lastima que la cagas, con tus chupines rojos.
A la noche te conectas, y no lo negás. Todo lo que sufrí esta tarde, pareces compensar. Me llamas, me invitas. Nadie en tu casa, me preparo y voy a la caza.
Tres pisos de alto, sin contar el sótano. Me ofreces cualquier lugar, me decís de chapar. Ficho el ascensor, y vos me encendes el motor. No me trates de gordo, no me digas papito. Por qué no te das vuelta, y la sacas una vez más, ahora te voy a enseñar, por lo que provocas, te voy a garchar.
Mis amigos no me lo van a perdonar. Con una cheta acabo de estar. Dicen que es hueca al hablar, que se hace la pastillera y a la noche usa pollera. Pero nadie puede entender, como me pone cuando la veo mover. Me complace y me provoca, y ni te cuento con la boca. Los chetos me tienen entre los ojos, porque se enteraron que hoy, los chupines rojos, se los saque yo.
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1 comentario:
HOla nene!!!
Nunca había entrado a tu blog, te dejo un beso.
Lulú.
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